¿Que pensará el gordo cuando mira por la ventana?
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Yo cuando miro por la ventana, me despido, poco a poco. Me despido de este mar precioso y de estas calles blancas y de la iglesia y su cúpula y sus campanas y de las gaviotas y los gorriones gordos y de como pedro dice aha-ahá, y los señala con el dedo cuando pían... me despido de la vida tranquila y de los paseos de camino al curro, y de la alegría de no subirme casi nunca a un coche y del gusto que me da bajar y subir cuestas a diario, viendo monte o mar, pero siempre horizonte y cielo azul y no ese maldito gris madrileño al que tendré que volver a acostumbrarme.
Me despido de lo que he ido construyendo estos años, al lado de mi amor, que ya no es mi pareja, que es otra cosa, no se bien qué, aún compañero y amigo y hermano y tantas cosas... pero ya nunca más lo que fue, y no sé como enfrentar los días sin la certidumbre de antes, ese saber qué era lo que estaba haciendo con mi vida, un proyecto de a dos. Ahora la mañana es un nudo en la garganta, una duda, pero también una esperanza y un montón de posibilidades, otra forma de horizonte y de cielo abierto, una aventura. (Y, como no, unos bailoteos con el gordo regalón...)
Me despido de todo esto tratando de retenerlo en la memoria, para que no se me olvide, porque el tiempo en Altea ha sido hermoso, ha sido pura paz y luz y logros duramente conquistados, y porque el tiempo con mi compañero ha sido lo mejor de mi vida, pese a todo, y no quiero que se te olvide, compinche, para que podamos mantener vivo este amor sagrado, venga ahora lo que venga.
Es verdad que mirar por la ventana me pone melancólica (supongo que me lo perdonareis...), pero de todos modos sigo mirando, porque me gustan los barquitos y porque igual sabemos todos que aún seguimos siendo una familia y que todo lo que ahora nos toca lo iremos lidiando como siempre hemos hecho, pasito a pasito (y cada uno da los pasos que le tocan, eso lo entiendo, hermana, por mi, todo bien).
Abrazotes desde el paraíso.
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Yo cuando miro por la ventana, me despido, poco a poco. Me despido de este mar precioso y de estas calles blancas y de la iglesia y su cúpula y sus campanas y de las gaviotas y los gorriones gordos y de como pedro dice aha-ahá, y los señala con el dedo cuando pían... me despido de la vida tranquila y de los paseos de camino al curro, y de la alegría de no subirme casi nunca a un coche y del gusto que me da bajar y subir cuestas a diario, viendo monte o mar, pero siempre horizonte y cielo azul y no ese maldito gris madrileño al que tendré que volver a acostumbrarme.
Me despido de lo que he ido construyendo estos años, al lado de mi amor, que ya no es mi pareja, que es otra cosa, no se bien qué, aún compañero y amigo y hermano y tantas cosas... pero ya nunca más lo que fue, y no sé como enfrentar los días sin la certidumbre de antes, ese saber qué era lo que estaba haciendo con mi vida, un proyecto de a dos. Ahora la mañana es un nudo en la garganta, una duda, pero también una esperanza y un montón de posibilidades, otra forma de horizonte y de cielo abierto, una aventura. (Y, como no, unos bailoteos con el gordo regalón...)
Me despido de todo esto tratando de retenerlo en la memoria, para que no se me olvide, porque el tiempo en Altea ha sido hermoso, ha sido pura paz y luz y logros duramente conquistados, y porque el tiempo con mi compañero ha sido lo mejor de mi vida, pese a todo, y no quiero que se te olvide, compinche, para que podamos mantener vivo este amor sagrado, venga ahora lo que venga.
Es verdad que mirar por la ventana me pone melancólica (supongo que me lo perdonareis...), pero de todos modos sigo mirando, porque me gustan los barquitos y porque igual sabemos todos que aún seguimos siendo una familia y que todo lo que ahora nos toca lo iremos lidiando como siempre hemos hecho, pasito a pasito (y cada uno da los pasos que le tocan, eso lo entiendo, hermana, por mi, todo bien).
Abrazotes desde el paraíso.
Para marchi.
4 comments:
Yo no he estao mirando por la ventana (no es precisamente el paraíso) pero estuve mirando fotos tuyas y de marchi cuando érais novios. Ya son años, salís flaaacos y greñudos y sonrientes. En fin, esperemos que vengan más sonrisas.
preciosa foto del gordo (que no es tan gordo)
supongo que a pesar de todo aun nos queda mucho camino que seguir juntos, estoy tranquilo y creo que el estar seguros de hacer lo correcto es algo que estamos compartiendo...
estoy seguro que esas dudas mañaneras y esos nudos en la garganta irán desapareciendo, nos queda tanto por hacer, tantos viajes con el gordo a chile, y estoy seguro que habrán miles de cosas preciosas que el gordo y nosotros podremos mirar juntos en otras ventanas.
con el tiempo creo que además de aprender a celebrar todo lo que hay que celebrar, empezamos a aprender a despedirnos, ya hemos corrido mucho de un lado para otro, y asi como saber empezar una y otra vez es importante, saber despedirse lo es también,
te quiero mucho
marcelo
y gracias
lo que es emocionante es que a pesar de estar en un momento de cambios duros y dificiles para todos, se lee amor en sus palabras.
energía para seguir
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